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Revisión actual - 13:41 5 dic 2015

La mano que se agarra inútilmente al barro con la intención de impulsarse parece provenir de donde la oscuridad reina, pero nuevamente vuelve a caer al hoyo. La luna la contempla burlona.

???: Sólo debes respirar profundamente y lo lograrás. No te apresures, tranquilízate e inténtalo de nuevo.

Los magullados dedos, esqueléticos, vuelven a posarse en la tierra blanda. Y poco a poco, recoge ésta en su puño en un intento vano de clavar sus dedos en el suelo; lentamente ese brazo seco y tembloroso desciende ya que ha fallado.

???: ¿Por qué te esfuerzas tanto? Hazlo lentamente.

Unos ojos vidriosos observan lastimeramente un cielo negro sobre ellos. La necesidad de alcanzarlo, y poder tocarlo sin siquiera ponerse en puntas de pie, le hieren profundamente el corazón. Pues sabe muy bien que no podrá hacerlo de nuevo.

???: Paciencia... paciencia...

Pero es en vano, pues le urge llegar a colocar los dedos de nuevo en un pasto verde, hermoso... hace que no pueda tener paciencia; en un intento desesperado de aferrarse a la esperanza, lanza ambos brazos igual de podridos hacia arriba, y otra vez se deslizan para caer a sus costados.

???: Sólo hay una cosa que no se puede lograr...

Piensa detenidamente qué es, luego se ha dado cuenta: cumplir sus deseos. Aunque recuerda claramente que lo que él le había dicho era muy diferente.

???: Y eso, es no lograr algo que te propones.

Es mentira, se dice para sus adentros. Ha mentido horriblemente, un crimen tan grave como el asesinato. No podrá ver de nuevo la luz del día porque no puede realizar una tarea tan simple como subir, aunque sea despacio... sólo descansará, en algún momento, descansará para siempre. Un pensamiento pasa como un rayo para desaparecer entre las nubes de memorias de su cerebro. 

???: No es mentira, créeme. Tú puedes, y lo harás.

Recobra la pequeña chispa de fuerza que aún le quedaba, y pide un deseo. Que algún día, incluso si llega a morir, le permitan rozar de nuevo ese pasto tan fresco, mirar por esas ventanas pulidas hacia el jardín, disfrutar del olor de las comidas...

???: De verdad, lo ansías mucho, ¿no?

Está demasiado débil como para hablar, pero sus labios resecos y morados esbozan un pequeño "sí" que se pierde en la oscuridad de ese agujero. Una sombra de sonrisa se cruza por su cara, pero desaparece ante el nuevo intento fallido para escalar ese hueco.

???: Pues, cuanto más lo ansíes, más rápido lo lograrás.

Intenta, por primera vez, utilizar sus pies en lugar de sus pútridas manos. Igual de hundidas en miseria, no ofrecen una diferencia demasiado grande en cuanto a subir; aunque esos dedos débiles logran tocar una textura raposa: un caño, roto, seguramente oxidado. Duele, pero deberá aguantarse para poder así subir.

???: ¡Ya casi lo logras! ¡Tú puedes!

Un rayo de esperanza atraviesa ese corazón que con mucha suerte palpitaba. Cada vez más desesperadamente, sus movimientos parece llevarle más cerca de su objetivo. Sus largos dedos de las manos le permitieron alcanzar un fierro, un trozo de metal destrozado, en el suelo; profundamente enterrado en el barro.

???: Apenas te queda un poco. Estás a un paso de conseguirlo.

A pesar de que no posee la fuerza necesaria para impulsarse con sus brazos, la poca resistencia y casi insensibilidad, harán que pueda al menos sostenerse hasta que sus pies desnutridos alcancen otro caño, o metal, o algo para subir hasta la superficie...

???: Has terminado, por fin lo lograste.

Los dientes rotos y amarillentos se logran distinguir ante la sonrisa de triunfo que esboza. Ahora, sólo le queda llegar hasta un hospital o a su casa, y decide tomar un taxi; lentamente se arrastra por la tierra inmunda, poblada por pedazos de vidrios agrietados. Aún no puede morir, pero tampoco pararse, así que arrastrarse es la única opción que le queda para sobrevivir.

???: Lamentablemente era sólo la primera parte. Aún te queda un poco.

Un pequeño "padre" logra emitir su voz chirriante. Una lágrima humedece una parte, una simple línea, de su rostro reseco y deshidratado. 

Padre de Annie: Annie, tú puedes...

Annie se suponía que era el nombre de eso que se podía reconocer como una mujer. Quizá. Ni siquiera ella lo sabe; su apariencia es realmente horrible, y trata de descifrar si alguien en el mundo, o por lo menos los de su familia, lograrán reconocerla cuando vuelva. Es una posibilidad muy lejana, pero no por ello Annie había perdido ya la esperanza.

Padre de Annie: Finalmente, lo has logrado. Simplemente te falta un poco...

Annie logra, tras mucho arrastrarse, tocar el frío cemento de lo que ella recordaba como calle. Mas es sólo una vaga memoria; no le importa demasiado, pues por fin las personas podrían rescatarla, la llevarían a un hospital, allí la tratarían y la transformarían en lo que alguna vez fue: una hermosa mujer, no ese... monstruo, en el que se había convertido.

???: Jajaja. Yo explicaré con detalle:

Annie manejaba su coche, tranquilamente, como usualmente lo hacía todos los días para ir al trabajo: horrible, pues conducir en la carretera la ponía nerviosa. Allí casi todos los días había accidentes, pero ella fue una de las pocas afortunadas que consiguieron nunca ser portagonistas de ninguno. La visibilidad era poca, ya que aunque los faroles de su coche estaban encendidos pero la niebla de la mañana era peligrosamente densa.

Entonces no le fue posible ver la camioneta.

Antes de darse cuenta, oyó un estruendo y salió despedida de su coche, directo hacia una construcción que se estaba llevando a cabo debajo de la carretera. Se rompió una costilla en el impacto, y cayó dentro de un hoyo que era destinado a colocar una enorme viga; para suerte de Annie, la falta de materiales impidió que pusieran la viga en el hueco, y la chica sobrevivió. Pasaron tres días, y se fue desnutriendo, deformando, hasta quedar como el monstruo que es hoy.

Annie: ¿Quién... eres... tú?

???: Soy alguien que ahora sólo te ha visitado, pero que verás por el resto de tu vida muy pronto.

Sin hacerle caso a la extraña aparición del ser, Annie se siguió arrastrando hasta llegar a el asfalto. Estaba muy concentrada en cruzar la avenida, tanto que...

Tanto que no pudo ver, como cuando chocó, al camión que se aproximaba a una increíble velocidad...