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Revisión actual - 16:04 30 nov 2015

Primer día de clases.

Nada especial; sólo estudiar las mismas cosas que ya sé y soportar a los primitivos, insofisticados e inferiores de mis compañeros. Era esto lo que pasaba por la mente de Daniel Caudillo en su tercer año en esa escuela

[1]

Desde el primer día en el que la vio sabía que odiaría esos tres años; en mala hora sus padres habían muerto en aquel accidente de auto... Pero en el testamento decía que estaría bajo custodia de su tío; un hombre grueso e inflexible que al ver las actitudes de Daniel lo mandó a diversos internados.

De todos salía ya que encontraba siempre alguna manera de escapar de ellos,pero a pesar de todo eso su tío seguía tratando de que se integrara; nunca lo logró.

Día 1:

Un grupo de amigos platica en el salón, serían llamados: Tom, Jack, Axel, David, Leonard, Jennifer y Beatrice. Leonard habló primero:

- Que mal... Confiaba en que Daniel no viniera este año y sin embargo, ahí está, en la biblioteca; el único lugar donde nadie, según él, lo molesta.

- Odio como siempre evita a las personas -Continuó Jack- Nos hace sentir inferiores...

- No necesita hablar para lograrlo... -Añadió Axel.

- ¡Si con la pura mirada lo logra! -Terminó David. El primero que habló retomó la palabra.

- Cómo me gustaría verle lastimado, humillado... Rebajado a escoria...

- ¿Qué sugieres que hagamos? -Preguntó Beatrice- Él se adelanta a todo lo que intentamos hacer...

Luego de un pequeño momento de silencio, el primero en hablar mostró una sonrisa de oreja a oreja, y sus amigos notaron que tenía algo entre manos. Habló:

- Hay algo que podemos hacer, algo que nunca hemos intentado...

- ...¿Qué cosa?

- Verán, esto es lo que haremos... -Formando una pequeña agrupación, Leonardo les contó su plan con cada detalle. Las caras de todos se adornaban con malévolas sonrisas para cuando este había terminado- Nunca lo verá venir...

Día 67:

Primeras vacaciones. Daniel caminaba a su apartamento; vivía solo, le había insistido a su tío para eso. Cuando llegó, abrió la puerta y dejó las cosas en su cuarto.

Tomó un libro de su escritorio y se puso a leer un rato. Se paró en su tarea para pensar en todo lo que tenía que aguantar; ya estaba harto. Lo único que el tío quería era que el llegara a ser una persona con mucho dinero para así mantenerlo cuando el dinero se le acabe.

Odiaba ese destino, pero poco podía hacer para cambiarlo. Mientras pensaba en todo eso, empezó a toser con fuerza; se apresuró a buscar entre sus cosas hasta encontrar una pastilla y al conseguirla la tomó rápidamente, consiguiendo mejoría a los pocos minutos. "Mucho mejor", pensó; pero recordó lo que había pasado la vez en la que había olvidado tomarla...

El cuerpo del sirviente estaba mutilado. Sus partes repartidas por todo el cuarto, a su lado las armas homicidas: un machete y varias cuchillas curvadas. El presunto culpable: el jardinero. "Presunto".

El tío cerró la puerta para evitar intromisiones y luego se volvió hacia el joven Daniel.

- Te dije que tomaras tu pastilla...

- '¿Tú sabías que pasaría eso? -Preguntó el menor, perturbado pero lo más tranquilo posible.

- No estaba seguro...

- ¿Por qué no me lo dijiste?

- Ya te respondí: no estaba seguro de si tú heredarías la secuencia patológica de tu abuelo también -Decía su tío señalando un retrato del aludido- En tu padre tampoco era seguro; tomó aquellas píldoras toda su vida sin saberlo.

- ¡Mentira! -Gritó el chico- ...¿Qué más me ocultas?

Su tío se acercaba a él con un gesto poco amistoso, y al momento Daniel se veía acorralado- Toda nuestra familia ha tenido esa enfermedad... Yo la tengo, tú la tienes; ¿de dónde salió? Ni idea, pero... ¿Sabes una cosa? Tu padre olvidó tomar la pastilla una vez... ¿Sabes cuándo?

Daniel miraba al hombre temblando, temiendo por lo que diría. Su tío prosiguió.

- Tu padre olvidó tomar esa maldita pastilla el día del accidente, ¡él lo causó, Daniel! -El hombre calmó un poco su gesto mientras se alejaba, mientras el menor perdía parte de su cordura ante la revelación- Así que... Sólo tómatela.

Sus recuerdos terminaron porque el inesperado sonido del teléfono lo sacó de su mente. Molesto por la interrupción contestó, escuchando la voz del abogado de la familia.

- Señor Caudillo; lamento molestarlo a estas horas de la noche pero, es algo urgente...

- Ya déjate de rodeos y dime de una buena vez -Contestó Daniel de mala gana.

- Señor... Su tío está muerto.

La inesperada noticia fue como un balde de agua fría para Daniel; quedó en completo shock. Se sentó en su sofá para intentar asimilarlo... Su tío, su último familiar vivo... Una parte de él se encontraba satisfecha; había sido el monstruo que le había ocultado la verdad por muchos años y al fin había pagado. La voz del abogado continuo:

- Señor, la fortuna de su tío pasará directamente a usted; faltan meses para que cumpla su mayoría de edad por lo que sus finanzas serán controladas por mí hasta que cumpla sus 18 años, por supuesto -Daniel no le prestó mucha atención.

- Como guste -Contestó con una voz monótona,colgó el teléfono y se fue a dormir.

Día 178:

Había pasado mucho a lo largo del ciclo: la muerte de su tío, su funeral, el cumpleaños de Daniel, la adquisición de todos los bienes de su familia...

Era extraño que le ocurrieran tantas cosas.

Algunas veces, paraba de tomar la pastilla para experimentar el cambio de personalidad; lógicamente tomaba precauciones y cerraba las puertas. Con el paso del tiempo le gustó hacerlo y lo que empezó como un pequeño experimento, terminó como un hábito diario.

Iba pensando en todas esas cosas que sucedían, por lo que no vio el alambre en la escalera; no supo por qué de pronto cayó y su visión se tornó roja. Lo último que escuchó fue una voz histérica gritando: "¡traigan ayuda!".

Día 200:

Pasó semanas en el hospital. Su cráneo estaba intacto, pero no la mayor parte de sus demás huesos; estos iniciaban una lenta regeneración. Estado del paciente: vegetativo.

Los responsables miraban por la ventanilla de la sala del hospital.

- Excelente, nadie se dio cuenta... -Murmuraba Leonardo, mirando a sus amigos.

- Nunca lo vio venir -Decía Daniel, que luego era seguido por Jennifer.

- Cuando se recupere, nunca sabrá...

- Que nosotros lo hicimos... -Terminó Beatrice.

"Nosotros lo hicimos", "nosotros lo hicimos", aquello retumbaba dentro de la mente de Daniel, que aún en su estado podía escucharlos. En su interior hervía de rabia; se sentía impotente. "Ya verán quién soy yo cuando despierte", se decía en sus adentros. Su lado patológico ya había tomado el control...

Día 235:

Daniel ya se había recuperado y se encontraba en su cuarto. Lleno de rabia, golpeaba todo lo que veía, no se adaptaba completamente a aquella otra "personalidad". Golpeó un estante y casi al instante un objeto rodó por el suelo; se paró para recogerlo, y al hacerlo, admiró aquella esfera de billar negra, del número 8. Un pensamiento pintó una macabra sonrisa en el rostro de Daniel...

Día 250:

Lugar: Laboratorio de la Preparatoria.

Daniel se encontraba frente al microscopio analizando algo. Cuando se disponía a anotar en su cuaderno, notó la presencia de su maestro junto a él.

- ¿Sucede algo, profesor? -Preguntó con aire tranquilo.

- La verdad... Sí -Contestó el mayor- Temo que estés un poco alterado con lo de tu accidente, sumándole el hecho de que estas disolviendo veneno de serpiente de cascabel con curare; me preocupa que cometas una estupidez.

- No se preocupe, profesor, tengo protección. Esta muestra no será... Malgastada...

5:30.pm.

Lugar: Desconocido.

Daniel se acercó al mostrador

Un sujeto de un aspecto no muy agradable le preguntó: -¿En qué puedo servirle? -Daniel le entregó una hoja de papel; la leyó y continuó- Hm... Orden 23, sígame, por favor.

El sujeto guió a Daniel a través de un laberinto de cajas. Se acercó a un escritorio con una caja negra y sacó su contenido.

- Lo que ordenó -Decía, pasándole el paquete con un número. 

[2]

Sociopath.

Daniel lo abrió.

- Lo pedí color café claro.

- Dado su plan, me parece que el negro le ayudará mucho más... -Respondió el sujeto, ganando la aprobación de Daniel.

Se apresuró a tomar el segundo objeto. Daniel lo observó más detalladamente: estaba dividido, su lado izquierdo era negro y el derecho era blanco, su traje estaba decorado con temática de ajedrez.

- ¿Es usted un asesino? -Preguntó Daniel con interés.

- ...Me temo que no es de su incumbencia -Le respondió el otro, tapando un extraño símbolo de la mesa con su mano. Le pasó el segundo objeto - Un Kriss Malayo de la mejor calidad.

Daniel no respondió, pero se detuvo a admirar aquella arma. El sujeto lo interrumpió.

- Su pieza final...  -Pasó el último objeto a Daniel, quien lo tomó y sin evitarlo dio un grito de admiración.

- ¡Genial! ¿Cuánto le debo, señor? -Preguntó, pero la expresión en el rostro del hombre dio a entender que no quería dinero. Su gesto macabro le dejó claro lo que deseaba, así que cambió su pregunta - ... ¿Cómo puedo llamarlo?

Con la misma voz seria que usó todo el rato, el hombre contestó -Por supuesto, puede llamarme Chessmaster, y hay otro detalle.

¿Cuál?.

Enviaremos a uno de nuestros agentes a ayudarlo, es mas, tenemos al indicado-, dirigiéndose a la puerta- puedes entrar.

Entro un sujeto cubierto con un abrigo negro, su cara estaba oculta por unas gafas de nieve y una bufanda negras.

Chessmaster continuo:

"Le presento a Assassin Owl".

Día 263:

Lugar: Escuela.

Daniel atravesó rápidamente el pasillo y entró a la biblioteca. Verificó que no hubiera nadie y mandó un mensaje con su teléfono.

- "Ya puedes entrar."

Casi al instante apareció otro mensaje: -"No entraré aún, mándame tus instrucciones."

Daniel se irritó y le contestó: -"¿De qué me sirve verificar que no esté nadie si tú no vienes?"

- "Acepté trabajar contigo por una razón. No creas que me puedes controlar. Y algo más: si no das lo qe prometiste, recuerda que no hay sitio en el mundo en el que te puedas esconder de nosotros; mantente fiel al trato. Owl fuera."

"-Comunicación Terminada-" indicó la pantalla.

Daniel meditó unos instantes. Sabía que el otro era mucho más inteligente que él y quizás mucho más experimentado; no tendría muchas oportunidades contra él. Eso, sin contar a su misterioso superior y ala organización que dirigía.

Día 270:

10:30 am.

Lugar: Colegio, patio.

La graduación había terminado.

La mayoría de los alumnos y sus familias comenzaban a retirarse, y muchos de ellos saldrían enseguida de vacaciones. Leonardo estaba a punto de subir a su auto cuando le pareció notar una figura oscura mirándolo desde un edificio; se limpió las gafas y vio que la figura ya no se encontraba.

Lo tomó como una alucinación y se se metió a su auto.

6:30 pm.

David caminaba en dirección a la casa de Jack, en donde celebrarían la salida de vacaciones. Sin embargo, durante todo el camino sintió que alguien lo estaba observando.

Al cabo de un tiempo, la sensación fue aumentando de intensidad hasta volverse insoportable; volteó para mirar y lo único que notó fue un ave volando. Un ruido a sus espaldas lo sobresaltó.

- ¿David?

Fue un alivio; la voz pertenecía a Tom, quien se encontraba frente a él. Obviamente también iba en dirección a la casa de jack.

- Creí que ya habías llegado, David.

Todavía un poco conmocionado por la sensación, con algo de esfuerzo puedo responder.

- No, ya me estoy dirigiendo. ¿Vamos juntos?

- Sí -Los dos siguieron el camino.

7:30 pm.

Ya llevaban un buen tiempo en la casa. Alguien sugirió ver una película y la mayoría estuvo de acuerdo. Encendieron la televisión y se sirvieron más refresco.

Con el paso del tiempo, algunos se empezaron a sentir muy mareados; hubieron algunos que se desmayaron, pero para cuando el reloj dio las 8:00 ya no había nadie consciente en la casa.

8:10 pm.

Leonardo abrió lentamente los ojos, un ligero ruido lo había despertado.

En la oscuridad distinguió a la mayoría de sus amigos en el suelo. El mismo ruido que había oído se repitió: eran pasos muy ligeros, luego pequeños ruidos en las paredes como si algo las estuviera rasgando. El sonido se volvía un poco mas fuerte a la vez que Leonardo miró hacia el techo.

Le pareció distinguir una especie de bulto negro que, por alguna extraña razón, estaba pegado al techo. El bulto se movió y quedaron revelados una cabeza cubierta con una capucha y en esta, se encontraban un par de anteojos oscuros y un pañuelo negro. La figura volteó en dirección a Leonardo y se desprendió bruscamente del techo.

Muerto del terror, Leonardo corrió; tropezándose con muebles y con los cuerpos de sus amigos mientras los pasos atrás de el indicaban que el individuo lo perseguía, abrió la puerta precipitadamente. Sin embargo, algo filoso le atravesó el hombro y cayó al suelo.

Agarrándose la herida, tuvo tiempo de mirar a su atacante antes de caer inconsciente: llevaba una chaqueta negra con unos pantalones y un sombrero del mismo color, pero lo que más le llamó la atención fue su cara. La máscara que llevaba en cierto modo parecía más un casco; tenia la forma y apariencia de una bola numero 8 de un billar. Ese número fue lo último que vio...

Hora: Desconocida.

Leonardo despertó. Se encontraba en uno de los cuartos de la casa, pero no le llamó la atencion el entorno si no el hombre que lo había apuñalado...

Se encontraba sentado en un taburete mirándolo. En sus guantes reposaba el arma: un cuchillo de hoja ondulada. Viéndolo despertar se paró y se apresuró a quitarse la mascara...

No podía creerlo, era Daniel, pero no el Daniel que conocía; su expresión antes sin emoción ahora era cruel. Miró a Leonardo directamente a los ojos y le habló con un tono distinto.

- Vaya, vaya, vaya; veo que ya despertaste. ¿Sabes? No sé cómo no preví que ustedes tratarían de vengarse de mí, y no los culpo; mi antiguo lado era muy irritante -Al ver la cara de incredulidad de Leonardo, añadió - Por supuesto que tú ignoras todo eso, pero no importa; pasemos al punto. Debes tener hambre... Mientras dormías, mi amigo y yo te preparamos esto, no es comida gourmet pero la intención es lo que cuenta, ¿no?

[3]

Eight Ball.

Le pasó un plato de carne. Al verlo, muchos pensamientos aparecieron en la mente de Leonardo, no todos muy positivos, y seguía doliéndole la cara. Aún sin saber por qué, se negó.

- No... No quiero.

- No te pregunté si querías -Daniel se acercó esgrimiendo su puñal- Come.

El hombre clavó el puñal en la mano de la víctima, quien gritó de dolor y se apresuró a comer la carne. A los pocos minutos ya no quedaba nada en el plato.

- ¿Estaba buena? -Leonardo asintió levemente, a la pregunta, aún con temor- Qué bueno que lo hayas disfrutado, porque te comiste a todos tus amigos en tu última cena. Bueno, a excepción de a ese tal... "Jack".

En la habitación de al lado se escucharon espantosos gritos de agonía, apenas Daniel terminó su frase. Sonrió ante el espanto de Leonardo.

- Allá va tu amigo. El mío me lo pidió de juguete, y parece que no le gustó...

Leonardo ya no sabia qué hacer, y en su desesperación empezó a llorar.

- Si vas a empezar de sentimentalista, me voy...-Dijo Daniel, poniéndose su máscara y su sombrero. Se dirigió a la puerta, pero antes de irse volteó a ver a su víctima- Lo olvidaba... Te dejé un pequeño recuerdo, muy, pero muy imborrable. El veneno que te dí a ti y a tus amigos se encargará de eso, así que por el momento, ¡adiós!

Luego de salir, tiró de una soga y cerró la puerta.

Leonardo no pudo reprimir un grito de terror. Gracias al espejo oculto que salía a la luz al ser accionada aquella cuerda, había descubierto la razón de la molestia en su cara. Daniel, o quien fuera ahora, le había grabado con su puñal un 8 en su cara. El veneno comenzaba una necrosis que ennegrecía la piel alrededor de la sádica marca, y él no pudo hacer más que gritar...

Hora: Desconocida.

Eight ball (como ahora querría llamarse) se dirigió al otro cuarto. Entró en el y vio cómo el cadáver estaba completamente abierto. En las paredes se encontraba escrito con sangre numerosas veces: "debieron dejarme solo" y "menos uno" (ni idea de qué era esto), pero más que todo resaltaba el extraño símbolo que usaba su aliado...

Por más que buscó en toda la casa, no encontró señales del otro asesino.

Estaba por irse cuando encontró una nota escrita con sangre, que decía:

"Estimado Eight Ball, nuestro trato termina aquí. No trates de buscarme, nos veremos más adelante en el futuro; tus habilidades son impresionantes. Se lo comentare a mi superior la próxima vez que me encuentre con él; a lo mejor podría interesarle que te nos unas... , por supuesto, estoy seguro que Chessmaster pedirá eso. Por ahora, mantente alejado de mí, Eight Ball, "asesino por herencia"

-Assassin Owl

A continuación se encontraba el extraño símbolo de búho y otro mas extraño, quizás el que le representaría ahora como Eight Ball. Guardó la hoja en su chaqueta y se fue caminando por la acera, disfrutando de la noche.